viernes, 11 de diciembre de 2009

ROPA LIMPIA

Hoy toca remover conciencias. No se trata de ver lo mucho que relucen nuestras mejores galas con el último truquillo o de promocionar lavadoras, sino de aprender un poco sobre otras alternativas de consumo, más justas. Tenemos la responsabilidad de conocer el proceso de fabricación de la ropa que elegimos, y la opción de elegir la que se ajuste a criterios de producción sostenibles y más justos.

Así que con motivo de del Día Internacional del Migrante y del estreno en TVE del documental "Made in L.A.", la campaña Ropa Limpia- SETEM invita a la proyección del documental, ganador de un Grammy, en el Museo del Traje de Madrid el próximo lunes 14 de dicembre.

Quien no pueda asistir, tiene la oportunidad de escuchar el debate a través de la pagina web www.telemadrid.es.

¡Merece la pena!

domingo, 8 de noviembre de 2009

Aquí está la susodicha

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Esta semana compré el Vogue de noviembre y ojeándolo compruebo, con cierta estupefacción que el momento “Tú le das mil vueltas” en cuestión fue la producción de esta foto para un reportaje sobre la archifamosa Vogue Fashion Night Out y la modelo es Cristina Tossio . Me parece una foto cutrilla en general, y más para Vogue.

miércoles, 28 de octubre de 2009

¡Tú le das mil vueltas!

 

Lo que voy a contar es verídico, y merece ser compartido porque se aplica a todas y cada una de las mujeres que conozco (bueno, vale… al 99%). ¡¡¡Pero desde luego se aplica a las que vais a leer esto!!! Las que me conocen, se pueden ahorrar el siguiente párrafo, destinado a describir mi anatomía, pero lo incluyo por si acaso este blog cuenta con algún/a lector/a extra además de Lei, que siempre está ahí (¡¡Mil gracias, Lei!!!).

Soy normal. Normal, como la mayoría de las ventimucho añeras y treintaypoco añeras que te puedes cruzar por la calle un día cualquiera: no soy flaca, pero tampoco gorda, no soy un bellezón pero tampoco fea. Me preocupo por mi aspecto, y no me quejo del efecto final.

La cuestión es que ayer por la mañana, a las 10.00 am, bajé a tomar un café con dos compañeros de la oficina, a los que llamaré Compañero 1 y Compañero 2 (qué original…), ambos, típicos especímenes del género masculino. Justo en la puerta de la oficina nos hemos topado con un revuelo formado por una producción publicitaria en la que el centro de atención era una modelo rubísima, delgadísima y altísima.

Compañero 1, Compañero 2 y yo, nada más salir del edificio, hemos observado detenidamente a la modelo y el trajín de cámaras, luces y personas trabajando a su alrededor, para después darnos la vuelta y seguir nuestro camino. Antes de empezar a hablar, estaba yo esperando comentarios del tipo: “Menudo pibón” o “Te has fijado, macho, que tía”… Pues bien, ambos especímenes me han sorprendido muy gratamente diciendo frases del tipo:

-¡Qué tía más flaca! Si todas las modelos son así –que me imagino que sí- no me gustan nada.

- Y tanto tío, si es que no tiene ni tetas… Además, de tan delgada deja de ser guapa porque se le marcan demasiado las facciones, es como un cadáver.

Yo estaba a punto de responder que me estaban dando ganas de darles un achuchón a cada uno cuando de pronto llegó la “gran perla australiana” que me dedicaron inconscientemente, y que por extensión os han dedicado a todas vosotras:

-Vamos, que tu le das mil vueltas.

-Desde luego.

Ole, ole y ole. Y tanto que sí.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

YA NO ME SIENTO (TAN) JOVEN

Durante un largo período, en concreto 11 años, me he sentido como que el tiempo no pasaba por mi persona, no tanto física como mentalmente. Lo cual no está mal, por cierto, porque pensaba –y sigo pensando- que la edad física viene determinada por la mental, si te encuentras joven ERES joven.

Yo me había quedado en los 22…. Lo sé positivamente, porque cada vez que llegaba a mis oídos que alguna amiga salía con un tío de 34 ó 35 años, instantáneamente lo catalogaba como un viejo. Me costaba unos segundos darme cuenta de que estábamos hablando de una persona muy cercana en edad…

De repente, el peso de estos 11 años ha caído como una losa sobre mi conciencia. Porque acabo de darme cuenta de una cosa: cada vez me siento menos capacitada para justificar mis errores en la falta de experiencia. La falta de experiencia que va aparejada a la juventud, se entiende. Con 33 para 34 años, esta justificación ya no me vale. Si meto la pata me molesta, me atormenta y no encuentro más consuelo que el aprendizaje que el error conlleva. Hasta ahora, los errores en general no traían aparejada una conclusión más profunda que el “esto ha ocurrido por esta razón” y el “no puede volver a pasar”. Ahora entra la variable “esto no debería haberme pasado”. Y por qué… por que ya soy mayorcita, ¡joder caracoles!

¡¡¡¡Ciao, 22!!!!

lunes, 27 de julio de 2009

Subidón pre-playa

Sabía que no era la única con pelo indomable… Ana pelo-impecable García-Siñeriz subiéndose al megayate con unos bucles dignos de Ricitos de Oro.

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domingo, 12 de julio de 2009

DIME DE QUÉ SE TRATA, QUE ME OPONGO

No sé si la frase que encabeza esta entrada es un refrán, un dicho popular o simplemente una frase que decía mi madre, pero el caso es que me encanta y la uso muchísimo.

La cuestión es que no comprendo porqué en las revistas sobre psicología que te encuentras en las consultas del médico (a la que soy un poco más asidua de lo habitual últimamente, razón por la que surge esta mini-reflexión) o en los suplementos dominicales femeninos (sobre todo) dicen que hay que aprender a decir que no para ser feliz, si NO es de lo primero que se nos ocurre decir en múltiples situaciones.

Número 2 sin ir más lejos, un bebé que tiene 19 meses y apenas balbucea unas pocas palabras, ya sabe oponerse de todas las maneras posibles: niega con la cabeza, vocaliza el monosílabo NO con meridiana claridad y mueve el índice de un lado a otro con ademán reprobatorio. Incluso, si su afán por manifestar su disconformidad es urgente, hace las tres cosas a la vez y repetidamente. El “no” lo suelta en series de a tres, llegando a contar en una ocasión 18 noes seguidos.

No, no, no [pequeña pausa de un nanosegundo] no, no, no [pequeña pausa de un nanosegundo] no, no, no [pequeña pausa de un nanosegundo], no, no, no [pequeña pausa de un nanosegundo]….

Número 1, muy precoz con el lenguaje, tenía el término controlado desde antes de cumplir el año. El SÍ, en cambio, le costó hasta, más o menos, los dos años. Cuando quería asentir, lo que hacía (muy original, ella) era repetir aquello que merecía su asentimiento. Os pongo un ejemplo. Si le decías:

-¿Quieres chocolate?

Contestaba:

-Chocolate.

En cambio si le decías:

-¿Quieres pescado?

Contestaba, claramente:

-No.

Yo misma, y de acuerdo con Mi Propio, siempre digo que no a todo por defecto, como si dentro de mí saltase el resorte de la contradicción antes incluso de digerir lo que él está diciendo. Esto no se lo voy a discutir, mira tú por donde, pero voy a aclarar que si lo hago es porque la libertad de pensamiento es un bien muy preciado y si pienso exactamente lo contrario, expresándolo estoy ejerciendo mi libertad, aunque me equivoque (algunas veces) en mis apreciaciones. Vamos, que no le llevo la contraria sólo porque sí. Y meto la pata a veces, sí, pero tengo razón otras muchas, aunque sea de chiripa. Pero claro, él sólo se acuerda de las primeras.

Volviendo al tema de “Aprende a decir que no en cinco pasos”, y ahora en serio, lo cierto es que cuando te piden algo, y tienes tiempo para meditar la respuesta, es muy difícil negarse. Los que pretenden enseñarte las bondades del no, deberían ser más sinceros y explicarte los daños colaterales para que, estés preparada, si decides ser la más franca, la más libre, la más yo-para-ser-feliz-tengo-que-ser-yo, a:

-Perder amigos que no son capaces de digerir el rechazo.

-Perder tu autoestima con la respuesta del rechazado.

-Perder a tu chico.

-Perder hasta el cuello de tu camisa.

Porque, reconozcámoslo, no todos valemos para todo. Y para decir que no, hay que valer. Si lo dices con inseguridad, se te nota, y pobre de ti, porque el interlocutor sorprendido, en legítima defensa, se tirará a degüello para restablecer su dignidad herida por el rechazo. Es como tirarse de cabeza a la piscina sin conocer la técnica, que te pegas un planchazo. Conozco a pocas personas inmunes al no, pero las hay, aunque sean pocas. Pero seguramente el objeto de tu rechazo, una vez que te decidas a decir que no, no sea de esas personas.

Sólo hubo una situación en mi vida que dije no de manera taxativa a una cuestión muy concreta. En retrospectiva, toda la situación era bastante intrascendente y me hubiera dado igual ceder. Pero había una única razón que hizo que me mantuviera en mis trece: me daban igual las consecuencias y creía estar en posesión de la razón. Y me salió bien, pero ni he ganado nada, ni me siento especialmente orgullosa, y ni siquiera fue un “momento histórico” para recordar. Vamos, que no mereció la pena la que monté.

En general, con el no se arriesga. ¿Y merece la pena hacer de tu capa un sayo teniendo en cuenta los daños colaterales? Depende. Personalmente pienso que NO. Me conformo con que mi Propio se cabree como un mono con mi contradicción inconsciente.

viernes, 29 de mayo de 2009

BBC

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En la infancia y adolescencia, el tiempo lo marcan las estaciones. Esperas la llegada de las navidades con ilusión, de la Semana Santa con fervor y del verano con hervor. Entre unos y otros no hay nada, semanas tediosas de colegio y algún que otro puente que venga a animar la rutina.

En la plenitud de tu existencia, la rutina se convierte en vorágine, y saltas de una estación a otra sin enterarte. O no os suena la frase: “Si ya está aquí el calor [y yo sin haber sacado la ropa de verano]”. “Las navidades están a la vuelta de la esquina y parece que el verano se acabó ayer”. Al final te da igual que sea primavera u otoño, con tal de tener todo en orden y algún que otro plan / viaje apetecible en un plazo no muy largo.

Pese a todo, dentro del año sí hay dos épocas diferenciadas entre sí:

-La época tranquila.

-La época vertiginosa o de Bodas, Bautizos y Comuniones. Yo añadiría además las barbacoas, que cotizan al alza.

La época tranquila, la de los días cortos y fríos, se caracteriza por la ausencia de planes a la vista y las visitas, más o menos asiduas dependiendo de la lluvia, a los centros comerciales. Caes en lo que, con tu bombo en ciernes, juraste que nunca harías. Pero es que te las ves y te las deseas, llegado el fin de semana, para organizar algún plan a los niños, porque dos días enteros sin salir de casa acaba desquiciando a la familia al completo. ¡Qué ganas de que haga buen tiempo!

El cambio lo marca el súbito alargamiento de los días, casi siempre acompañados del buen tiempo. Qué ganas de terracitas, de cervecitas, de un poquito de calor…

Repentinamente, el comienzo de la época vertiginosa se aprecia por el aluvión de e-mails, llamadas telefónicas e incluso formales invitaciones enviadas por correo ordinario, convocándote a una serie de reuniones sociales, de mayor o menor solemnidad, que van alegrando tu agenda hasta que, después de un par de días, la colapsan.

El regocijo con el que recibes la primera invitación (hasta llamas a tu madre super feliz para detallarle que el vestido que te pusiste en la boda de su prima Maru por fin lo vas a amortizar usándolo en el bautizo del niño del cuñado de tu hermana, o algo así) va dando paso a una suerte de angustia vital cuando te das cuenta de que, o dices al vecino del 3º que, sintiéndolo mucho, no podrás ir a su barbacoa, o te organizas para aparecer en aquella pradera a 30 kilómetros de tu casa, donde ya están las longanizas asándose al carbón (y donde no hay ni un mísero retrete), vestida de gala para tomarte un par de chuletitas después del cocktail de la comunión de tu ahijada y antes de que la niña, vestida como una mininovia, limosnera en mano, corte la tarta con un sable. ¡¡¡Y es que ya van tres invitaciones que le has rechazado al vecino del 3º!!! Cuya mujer es la viborilla de la comunidad, que te va a hacer imposible la vida en la urbanización como oses no aparecer en el evento parrillil.

Y lo que darías tú por pasar el sábado en un centro comercial…

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sábado, 23 de mayo de 2009

Esas manitas

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¿A quién pertenecen estas manitas? Parecen las de un diácono de la iglesia del séptimo santo, por decir algo bueno. Pero no!!! Son del blandengue hortera musical sexy Brad, Brad Pitt. En Cannes, presentación de la peli de Tarantino. Me he quedado muda.

miércoles, 20 de mayo de 2009

NO SIEMPRE FUNCIONA

 

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Hace un par de meses descubrí que mi prima P. (no confundir con Pe…) y yo tenemos el mismo chaleco de H&M. Se trata de un chaleco de canalé, largo, con un profundo escote en pico y botones del mismo color que la lana, que ella tiene en negro y yo en gris. Tendrá un par de años, y me encanta, pero me cuesta un montón encontrarme favorecida con él. En cambio, a P. le quedaba monísimo. Se lo había puesto sobre un vestido de tirantes gris, y estaba de lo más estilosa. Estuvimos hablando del chaleco, y me dijo que lo usaba muchísimo, que le sacaba de mil apuros y que lo combinaba con todo.

Después de aquella reunión, intento periódicamente encontrar un súper estilismo para mi chaleco, pero no acabo de encontrar ninguno definitivo, para repetir. Sigo en ello, de todos modos, porque además el otro día me crucé con una niña que lo llevaba en gris, como el mío, simplemente con una camiseta blanca y unos pitillos y le quedaba ideal. Ni que decir tiene, que lo intenté al día siguiente… y no, tampoco me veía tan estupenda como esa niña.

La cuestión es que la misma prenda no funciona igual en todos los cuerpos, y que muchas cosas que en la mano no nos dicen nada, puestas nos convencen, y viceversa. Mucho más a menudo, de hecho: cuántas veces entras cargada a un probador y sales con las manos vacías… O cuantas veces te encaprichas de algo, a priori “fundamental”, que acaba abandonado en un rincón del último cajón.

Para mí el ejemplo más evidente son los leggins de vinilo. No sabía si me gustaban, pero estaba dispuesta a entrar por el aro después de ver a unas cuantas chicas con ellos puestos,la mar de monas. Con bailarinas, camiseta blanca y blazier… voilá! A la última moda por 20 euros. Intentémoslo. No obstante, desistí a las pocas horas de decidir comprármelos cuando me crucé con una [pobrecita] seguidora de la tendencia, vestida precisamente con el mismo conjuntín que yo había pergeñado para mí misma y a la que le quedaba muy… ordinario. Definitivamente, con esto no me arriesgo.

Sigo analizando la cuestión. Afortunadamente, que funcione o no está necesariamente relacionado con tener un tipo escultural, aunque evidentemente ayuda. En mi trabajo hay una chica gordita, con mucho pecho, que va siempre ideal y moderna. Además, no me canso de ver chicas con no muy buen tipo, pero que resultan, incluso con un vaquero ultrapitillo.

Al final, se trata de encontrar tu propio estilo. Esta idea entra en gran contradicción con mi faceta de imitómana, estaréis pensando. Para mí no. En mi opinión, la teoría continúa vigente, lo que pasa es que, de cada diez cosas copiables, por una u otra razón, al final descarto nueve, y me tengo que conformar conmigo y mis circunstancias la mayoría de las veces, con el riesgo que ello conlleva :D

En fin, que no se trata de hacer un calco de lo primero que veas sino de… buscar la inspiración. El equilibrio entre seguir la tendencia y ser tu mismo es difícil y yo desde luego no lo he conseguido. De vez en cuando ideo un conjunto que en mi mente es perfecto y cuando me lo pruebo, me veo horrible. Este juego de probar-aprobar es caro, porque muchas veces te compras alguna prenda pensando que te va a ir con todo y que le vas a sacar chispas, y luego no acaba de encontrar su lugar en tu armario.

Aunque a veces se acierta… Y cómo, no lo sé… Pero ese día cazo a varias chicas por la calle (o en Zara) mirándome y remirándome de lo más concentradas. Como hago yo un millón de veces con ellas, claro.

martes, 28 de abril de 2009

COSAS QUE SE APRENDEN

A continuación pego un post de un blog que encontré navegando por la red. Es la reflexión de un hombre, me ha hecho mucha gracia y me ha parecido tan real que creo que merece la pena difundirlo. Una única observación: la mención es a la ropa, que, como todos sabemos, nada que ver con la moda.

"A lo largo de mi vida he cometido muchos errores. He aquí algunos sobre la ropa.

Camisetas:

  • Las camisetas de publicidad son de malísima calidad.
  • Si son baratas, puede que tras un lavado se deformen o decoloren.
  • Una camiseta que no sea de algodón es, sencillamente, una mierda.

Zapatos:

  • Aunque unos zapatos sean incómodos al principio en pocos días se amoldarán a tus pies.
  • Para amoldar unos zapatos a tus pies basta con que te los pongas cada tres días. Así se amoldarán ellos y no tus pies.
  • Unos zapatos que sean cómodos desde el principio durarán poco tiempo.
  • Los zapatos son la prenda de vestir más rentable, cuando los compres no mires nunca el precio.
  • Las zapatillas deportivas muy estrambóticas con cámara de aire y colores chillones pueden ser estupendas para jugar baloncesto, pero ridículas para usarlas en la vida diaria.
  • Cuanto más discretos sean unos deportivos, mucho mejor.

Camisas:

  • La talla de una camisa nada tiene que ver con el largo o el ancho, se refiere a las dimensiones del cuello. Eso me costó muchas compras absurdas e ir vestido ridículamente varios años.
  • El botón superior sólo se abrocha cuando llevas una corbata.
  • Las camisas de “no necesita plancha” son difíciles de planchar. Una camisa que no necesita plancha quedará mucho peor que una camisa planchada.
  • Las camisas que no son de algodón huelen fatal cuando sudas.
  • Las camisas que no son de algodón son mucho menos cómodas. Algunas pican.
  • Llevar camisa de manga corta con corbata es ridículo - aunque mucha gente lo hace.

Pantalones:

  • Los pantalones “última moda” están totalmente desfasados en un par de temporadas. Unos jeans normales nunca están desfasados.
  • Los Levi’s que venden en el rastro no son Levi’s. Y se nota.
  • Si vas con un chandal corres el riesgo de que te bajen los pantalones.
  • Los chandals se rompen siempre por las rodilleras.

Otros:

  • También hay tallas para los cinturones.
  • Las corbatas baratas se notan a la legua que son baratas.
  • Es ridículo usar reloj calculadora, y aún no muy elegante tener reloj digital.”

lunes, 20 de abril de 2009

Vinilos adhesivos

Cuarto de baño de los niños, pared a la izquierda del lavabo.

Sticker

La foto es muy mala, pero vale para hacerse una idea.

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lunes, 30 de marzo de 2009

GRISES OBSESIONES

Recuerdo que, en mi época adolescente e incluso universitaria, el concepto “ir de compras” no tenía nada que ver con el actual. Al menos en mi caso. Yo iba con mi madre de compras una vez por temporada, y compraba la ropa que necesitaba: que mi vaquero estaba viejo, reponía, que me hacían falta jerseys, pues me compraban un par. Hombre, en honor a la verdad, de cuando en cuando me caía algún “extra”, pero no solía ser lo habitual.

Hoy en día, la necesidad real ha dado paso al falso “necesito” que soltamos cuando deberíamos decir “se me antoja”. Un se me antoja, por cierto, que antaño cubríamos de manera excepcional en dos fechas: nuestro cumpleaños o por reyes, y no ipso facto, como han conseguido que hagamos el tío Amancio y sus compinches. Leo a menudo que a Inditex le tenemos que agradecer que haya acercado la moda a la calle, pero si lo pienso bien, probablemente no se lo deberíamos agradecer tanto.

Bueno, pues allá por..., no recuerdo qué lejano año, tenía una necesidad imperiosa de camisetas. Así que en mi incursión primavera/verano de aquel año, mi paciente madre me compró tres: una blanca (fundamental), una azul marino (muy en mi línea) y una gris clara, que era mi favorita. Tenía la sensación de que esa camiseta era “el trofeo”. De ese gris chándal que a mí particularmente me encanta.

Pues bien, señoras y señores, fíjense qué ocurrió con mi camiseta gris favorita: que me la puse una vez, la eché a lavar… Y no volvió a mi armario. Por qué… nunca lo sabré. Y por más que la busqué, nadie supo decirme qué pasó con aquella camiseta gris que me encantaba. Fue un trauma, tanto que no se me ha olvidado. Porque de aquéllas no te planteabas volver a Benetton (sí, era de Benetton…) y comprarte otra igual. Como cuando me cargué mi vaquero Charro favorito, el que mejor me sentaba: se me destiñó cuando estaba recién estrenado, y lo metí en lejía e hice de todo para recuperarlo, excepto comprarme otro igual.

Desde entonces he perdido unas cuantas prendas de esa misma manera: no es que me haya dejado muchos jerseys olvidados en un banco, o que me hayan robado muchos abrigos en los bares (qué típico), pero sí me han desaparecido incomprensiblemente varias cosas, y casi siempre… mis favoritas! Ese es otro misterio: ¿¿¿por qué siempre pierdo lo que más me gusta, o el básico que más uso??? El último ejemplo, este verano: clásica chaqueta negra de punto de seda, perfecta para los aires acondicionados y que quedaba mona con todo. Era de Zara y desde entonces no he encontrado otra que la reemplace.

Volviendo a la camiseta gris, os cuento el motivo de este post: creo que la camiseta de marras ha creado una obsesión gris en mi cerebro. Porque desde entonces, cada vez que veo alguna prenda que llama mi atención, la busco en ese color!! Si hay una chaqueta mona en: gris, marrón, y negro, por ejemplo, me la compro en el color que necesito y además (por si acaso) en gris.

Huelga decir que este invierno ha sido bastante gris (en todos los sentidos, ya lo sé, pero me estaba refiriendo a la tendencia…), así que he tenido muchas oportunidades de satisfacer mi obsesión.

De manera que, a día de hoy, he hecho un recuento en mi armario y tengo, en diversos tonos grises:

9 jerseys, cárdigans y similares.

2 camisetas de manga corta.


1 camiseta de manga larga.

1 camiseta sin mangas.

2 blaziers.

2 vestidos.


2 tops de seda o similar.

2 vaqueros.


1 traje de chaqueta (yo soy de las que desdichadamente no pueden ir en vaqueros a trabajar).

2 pares de botas.

Si el plateado cuenta como gris (para mí sí), un par de bailarinas y un cinturón.

Y porque no tengo chándal, pero si lo tuviera ya sabéis de qué color sería.


Por cierto, Propio, si lees esto, no estaría mal tener un bolso gris para completar el armario, que no tengo ninguno. Qué raro.

Esto significa que son pocos los días que no llevo algo gris encima. Por cierto, sí, lo habéis adivinado: mis sofás también son grises. Afortunadamente, me da por lo gris sólo para cuestiones textiles, las paredes son blancas.

Y si os preguntáis cuál es mi color favorito… ¡¡¡Es el amarillo!!!! Y por cierto, me acabo de comprar unos vaqueros morados. Hay una tienda en Madrid (calle Velázquez, 15) que se llama Rapsodia y está entera en liquidación. Tienen un millón de vaqueros y la verdad que sientan genial.

sábado, 14 de marzo de 2009

ATENCIÓN, QUE VIENEN CURVAS

En todos los sentidos. Resulta que la maldita crisis se nos va a llevar a todos por delante. Estoy empezando a notar sus efectos en mis propias carnes, sí, porque las preocupaciones…. han hecho que adelgace esos dos kilos extra que se habían aposentado en mis caderas desde que di a luz a Número 2!!! Efecto positivo único y superficial para una época difícil como pocas. Más cantidad de trabajo, más preocupaciones, menos satisfacciones. Más planteamientos a largo plazo, puaj.

En realidad lo de las curvas es porque en mis últimas incursiones estoy encontrándome con un cambio de tendencia: montones de camisetas que vuelven a ser cortas y ajustadas. Incluso dejando el ombliguito al aire. Ay por Dios… A las que, como yo, el cambio de aires a camisetas largas y amplias, vestidos que ocultan todo y cortes imperio nos ha pillado en la transición entre la veintena y la treintena, entre la “juventud-yo-puedo-con-todo” y el “ups-va-a-resultar-que-YA-se-me-van-cayendo-las-tetas-menos-mal-que-la-ropa-lo-camufla”, esta noticia no es precisamente buena. Y por mucho que me haya deshecho de esos dos kilos, no me veo vestida como Britney Spears en sus comienzos.

Bien es cierto que la tendencia empieza por las líneas jóvenes de las grandes marcas, destinadas a casi niñas. Las que nos movemos en otras líneas todavía tendremos unos ¿meses? de margen. Pero de verdad, ¡no lo asumo! Nunca me vi muy favorecida con el modelo madrileño de 1994-1995, cuando llegué para estudiar la carrera: pantalón pitillo alto de cintura marca Cimarrón + camiseta blanca ombligueril. De hecho no lo practiqué, me sentaba fatal.

Y lo peor es que la inversión en vestiditos y tops amplios vino aparejada a un desenfreno arrollador de “regalo todas las minicamisetas y minijerseys que tengo en el armario porque ya no se llevan”. Así que dentro de nada tocará darle la vuelta otra vez al armario. O quizá no, y me quede permanentemente en el look de 2008, que me sienta mejor, y a ver si de paso ahorramos algo, de una vez.
Por cierto, buscando fotos en google images para ilustrar la tendencia, bajo las palabras "camisetas cortas" pensaba encontrar alguna horterada de los noventa, y he comprobado cuál ha sido mi error (y horror) al pensar que el cambio iría poco a poco al ver que en Trendencias aparecía la foto que está al principio de esta entrada. Si ellos lo dicen, la epidemia se va a propagar más rápido de lo esperado!!!

jueves, 26 de febrero de 2009

DE LO MALO, LO PEOR

¿Qué tendrá lo malo que nos engancha irremisiblemente? En todos los aspectos de la vida, lo malo atrae y seguir el buen camino cuesta, cuesta mucho. Como decía el refrán, lo bueno mata, engorda o es pecado. ¿Os habéis parado a pensar las cosas MALAS que nos rodean y nos encantan?

En la tele. ¿A que Se lo que hicisteis es malo? En un doble sentido, además, porque el programa no se caracteriza por su calidad y la temática es viperina total. ¡Critican a todo lo que se menea!! Pero,¿ cuánta gente opta por ver La 2 y sus entretenidos a la par que formativos documentales en vez de este programa (o el reality Fama, o el Tomate de turno??). Las series. Las hay buenas, decentes, malas y remalas. Aunque las buenas tienen su dosis de perversidad (qué buena serie carece de personajes muy malos?) las dejaremos de lado, porque tienen calidad. Las malas, al igual que los programas televisivos, tienen todo el repertorio de maldad que puedas desear: malos diálogos, malos actores, personales malvados y tramas patéticas!! El primer capítulo te espanta, pero le das una segunda oportunidad. Y ahí la has cagado. Te atrapa maquiavélicamente! Como ya he comentado, me he enganchado a Gossip Girl, por ejemplo. ¡Y mira que es mala! Me río cada vez que lo pienso, porque la temática no puede estar más alejada de la realidad (adolescentes que van al cole en limousina, protagonista que, con 17 años, ha vivido más que Madonna y Dita Von Teese juntas…). Pero mira tú por dónde, no puedo parar.


En la comida. No hacen falta muchas explicaciones. ¿Quién opta voluntariamente por la fruta en sustitución de un helado, un postre calórico, o un poco de chocolate?? ¡No seré yo!! Y después del postre, café, copa y puro. ¿Quién se toma con agrado una manzanillita y punto? Pero, ¿y si hablamos de un cortado seguido de un ron con cocacola?

Y también está el tema del sedentarismo versus el deporte, vida al aire libre, etc. Si tenéis un ratito, ¿os vais a hacer de shopping o senderismo? Si eliges lo primero, además, consigues un doble efecto perverso: en tu culo y tu bolsillo.

En la ropa también se puede elegir entre bueno y malo. Ocho prendas de Berska, Zara y Mango contra una de Purificación García, Pedro del Hierro o Ángel Schlesser. Me encantaría ser capaz de “invertir” en ropa, pero yo elijo el consumismo agresivo de las grandes cadenas. A la larga saldré perdiendo, pero el gustito que da comprar ocho cosas en lugar de una…

Los hombres. Aquí la selección natural y el tiempo juegan a nuestro favor y a medida que maduramos hacemos mejores elecciones. Pero en la adolescencia, nos gustaba el malote desgreñado, y menospreciábamos al buen chico, estudioso y acicalado. Lo peor es que el primero no solía hacerte caso, se iba con la versión femenina de sí mismo. Qué traumas durante una época a costa de estos rebeldes sin causa.

La cultura. Optar por leer “La Teoría de las especies” de Darwing, ¿es mejor o peor inversión intelectual que el Hola o el Suplemento Dominical de cualquier diario? Pero, ¿qué preferís para un domingo por la mañana?

La belleza. Dedicar horas a depilarse, exfoliarse, cuidarse y peinarse es garantía de éxito. Dejarse la melena corporal al viento, los granos, las lorzas y la dejadez capilar están muy mal vistos.

A lo mejor el problema es que, desde la antigüedad de los tiempos, filósofos y pensadores de la ética han confundido los términos. ¿No sería mucho más fácil todo si estar entradito en carnes estuviese de moda y los intelectuales fuesen los que recitan el Cuore de pe a pa? ¿No nos estamos exigiendo más de la cuenta?

Cambio de tercio... A algo bueno. Muchas veces me preguntan si conozco algún hotel en Madrid que esté bien. En realidad no conozco ninguno, pero navegando por la red he encontrado un par de ellos: Flat5 y Chic and Basic Colors Madrid. Es el tipo de hotel que me apetecería si viniese a Madrid de turista; de hecho, Chic and Basic es una cadena y cuenta con hoteles en Barcelona y Ámsterdam. Si alguna vez voy a Barcelona, descartado el hotel Arts, jeje, intentaría reservar habitación en uno de éstos. Tienen muy buena pinta y son económicos. En realidad son hostales, pero no tienen nada que ver con el hostal/pensión con baño compartido que os estáis imaginando, están estupendamente decorados, y son muy nuevitos. Ambos se encuentran en zonas céntricas y bien situadas para aprovechar al máximo el fin de semana. Por cierto, Chic and Basic también cuenta con apartamentos y estudios, una opción a tener muy en cuenta cuando se viaja con niños. Flat5 está en Malasaña, cerca de Gran Vía y de Chueca, así que es perfecto para ir de shopping por la calle Fuencarral y salir a cenar a los sitios más guays. Chic and Basic está en Huertas, con lo que sería la elección ideal de los que prefieran una visita al Prado y al Thyssen, y un paseo por El Retiro, sin renunciar a un aperitivo agradable por el Barrio de las Letras, y una noche de copas en la zona con más marcha (y guiris) de todo Madrid, la Plaza de Santa Ana. Si os animáis a pasar por Madrid algún fin de semana…

martes, 24 de febrero de 2009

Massimo Dutti Boys & Girls

Post informativo: Massimo Dutti ha sacado una línea para niños, a partir de la talla 2. De momento no está en casi ninguna tienda, pero las dos de Madrid me vienen bastante bien, así que me ofrezco para algún encarguito. Personalmente me gusta para niños un poco más mayores que los míos, y me gusta más lo de niño que lo de niña. De hecho me recuerda bastante a la ropa de Abercrombie & Fitch.

Y como no tengo nada más que contar, me despido como en Gossip Girl (cómo puedo estar enganchada a semejante bodrio, por Dios): XO XO.

jueves, 5 de febrero de 2009

www.piperlime.com

No paso más horas leyendo blogs (en general los relacionados con la moda) porque no me da la vida, y no comento los que leo porque si comento, no me da tiempo a leer más. Aunque ahora que escribo, por cierto, comprendo lo que se agradece que te comenten, así que intentaré hacer pequeños esfuerzos en este sentido.

La cuestión es que, entre todos esos blogs, donde se habla muchísimo de las tiendas de ropa on-line, tanto en Europa como en EEUU, nunca he encontrado ninguna referencia a Piperlime, y me sorprende, porque creo que se la merece.

Llegué a esta web desde la de Gap, a cuyo grupo pertenece. Piperlime es una tienda de bolsos y zapatos, de venta exclusivamente on line, con el catálogo más amplio que haya visto nunca. Puedes mirar los modelos ordenándolos por categorías, precios, diseñadores… Tienen de todo, algunos bonitos, otros feos, buenos, malos… Para hombre, mujer, niño… Ahora que lo pienso, esta web me es como María Esteve en Al otro lado de la cama enumerando los distintos tipos de pasta. El chef recomienda que le echéis un vistazo a los Minnetonka, Chinese Laundry, Calvin Klein y BCBGirls. Todos baratos y muy monos. Quién los pillara…

Y lo que se aprende en esta página, lo que se aprende… Inglés y moda, entre otras cosas. Como ejemplo, os pongo la lista de categorías de zapatos para mujer. En muchas de ellas, hasta que no entras y ves el primer zapato, no tienes ni idea de a qué se están refiriendo:

o Boots. Esta me la sabía, la uso hasta en español: Me he comprado unas boots, dónde están mis boots o ¿has visto que boots lleva esa chica? Son frases habituales en mi jerga.
o Flats. Zapatos planos, les llamo yo.
o Loafers and moccasins. Mocassins está claro, la otra…
o Maryjanes and t-straps. Gran interrogación.
o Oxfords. Lo sé!! Este ha sido el tema zapatil de este invierno en todas las revistas, si no, de dónde.
o Wedges. Gran interrogación
o Mules and clogs. Mules me lo sé, la palabra tuvo su gran momento fashion a la par que el bolso baguette, aunque ambos vocablos se encuentran claramente en desuso. Clogs, ni idea.
o Pumps. Me suena, me suena, pero tengo que pinchar para ver los zapatos y así afianzar el término.
o Flip-flops. Lo sé!!! Hawaianas y esas cosas.
o Sandals. Las que nos ponemos en verano todo el tiempo.
o Running. Pa’ correr. Yo no uso.
o Sneakers. Algo que ver con las serpientes, no??? Es broma, pero esto es lo que se llama una cuña publicitaria: viene a cuento porque parece ser que el estampado de serpiente va a ser el hit de esta primavera.
o Evening. Para salir de copas. Los dejé de usar (que no de comprar, joder) hace tiempo.
o Comfort. Para viejecitas como yo.
o Slippers. Para las que son más viejecitas que yo.

No sé si venden a Europa, y dudo que comprase zapatos a una tienda en EE.UU. porque comprar calzado es espinoso, más sin ver el género. Al fin y al cabo, encontrar la horma de tu zapato... ya se sabe…. Pero la página me vuelve loca. Si tenéis un ratito, miradla. Y si alguien compra, que cuente su experiencia, por mis boots.

miércoles, 28 de enero de 2009

DESBOCADA

Lo de la superwoman empieza a ser un tópico, lo sé. Pero hay veces que, objetivamente, no puedo con todo. Este mes es el claro ejemplo. La verdad es que, a los factores habituales de mi rutina se han unido una serie de cuestiones extraordinarias que están haciendo que la cuesta de enero sea algo más que una cuestión de dinero!!!

Por un lado, eso de ser una trabajadora y ser madre de familia os lo sabéis de memoria, bien porque lo vivís en vuestras propias carnes o bien porque conocéis a alguien que os da la barrila con el tema. Lo mismo respecto a la falta de tiempo para una misma, llevar la casa con más o menos éxito, hacer la compra, ser la gran amiga para tus amigos, y una compañera ejemplar para tu señor esposo o equivalente.



Bueno, pues a ese mix cotidiano se han sumado una serie de factores que, con mayor o menor importancia, se complementan a la perfección para hacerme la puñeta. Así que ando DES: descontrolada, desbocada, desquiciada, descentrada y fundamentalmente desplanificada….

Mi Propio ha cambiado de ocupación y a partir de ahora tendrá que viajar bastante. Este mes se ha pasado varios días fuera. Eso supone una dosis extra de trabajo y de paciencia (virtud que no es precisamente mi fuerte) con Número 1 y Número 2, particularmente por las mañanas. ¡Que espanto es la hora del desayuno!!! Llego a trabajar agotada y sólo son las 9.30. Factor Carga.
Las rebajas este año me parecen una mierda. Me escabullo de la oficina a la hora de comer para ir a una tienda cada día (no da tiempo a más). Y casi nunca encuentro nada, y cuando lo encuentro me entra una extraña responsabilidad porque en el fondo es todo un capricho. Así que después de probarme, cargar con las prendas durante un rato por toda la tienda, y hacer unos minutos de cola, abandono todo en un rincón (bien arrugado, claro) y me marcho enfadada. O llorando. O gritando!!! Factor Desilusión.

Tengo un permanente “Bad Hair Day”. Se me cayó la mitad de la cabellera después de nacer Número 2, y ahora estoy en el momento repoblación capilar más perezoso que existe. No tengo pelo, sino nubes de algodón negro pegadas a la cabeza. Eso sin hablar del flequillo falso, que no es más que pelo nuevo pero parece que me ha dado por cortarme cuatro mechones en plan ochentero -y no crece o parece no crecer-. Factor Desesperación.

Y para rematar, durante la última semana y media he tenido un dolor de espalda de muerte. Tanto, que tuve que urgencias para que me empastillaran. Poco a poco voy mejorando, pero durante unos días parecía el jorobado de NotreDame cada vez que me levantaba de la silla, hasta que deambulaba un poco para recuperar postura. Además de la miseria que provocan estos achaques de vejez prematura, he tenido que cargar con risas indisimuladas (“Si es que pareces la Duquesa de Alba”), y todo tipo de diagnósticos además de consejos (“Ya te puedes cuidar, eh maja, y nada de coger a los niños”). Factor Estoy Viejaaaaaaa.
En fin, que la vida hay que tomarla con humor y qué mejor que un foro abierto para ello. Así me ahorro la terapia y supero este fatídico mes.

Para terminar, hallazgo: cinturón de Blanco por 9.99 euros, lo vi en Elle y me encantó, así que fui a una de las tiendas y lo encontré! Es anchísimo y me encanta para encima de un abrigo o de una chaqueta. Y no es de rebajas!!!! Os pongo el link a la sección "prensa" de la web de Blanco donde aparece que es lo único que he podido hacer para enseñároslo. Soy lo peor con las cosas de la técnica...

sábado, 17 de enero de 2009

La pandilla

No sé si alguna vez he comentado que en el sitio al que vamos a tomar café todas las mañanas los compañeros de la oficina coincidimos siempre con un grupo de… no sé como llamarlas. Primero las defino y luego vemos cómo encuadrarlas. El grupo de féminas en cuestión, compuesto de un núcleo duro de tres de ellas que son fijas y otras dos o tres que aparecen de manera más intermitente, andará por los treinta y pocos. Son razonablemente monas, madres de familia (no preguntéis por qué lo sé, no sabría contestaros, pero lo sé), visten ideales y de marca, y se encuentran aparentemente desocupadas. Porque parece que no tienen nada especial que hacer después de llevar a los niños al cole y antes de ir a buscarlos a las 5, y se permiten el lujo de tomarse un cafetito entre amigas en plan tertulia a las 10 de la mañana para, después de ese momento, que de por sí es taaaan agradable, soltar frases del tipo:

“Todavía no he ido a conocer Tiffany’s; ¿quién me acompaña?”

O esta otra:

“Creo que hoy me voy a dar una vuelta por la calle del Pez a conocer la tienda... [no oí el nombre, lo siento]”.

Como veis, provocan mi más corrosiva envidia. Es que ese momento coincide con el fin de mi pausa de 15 minutos matutina, cuando vuelvo a una oficina que en ese momento se me antoja más gris que nunca. Os aseguro que me encanta trabajar y que me siento muy orgullosa de ello. Siempre… Menos en ese momento del día.

Asumo que aún hoy en día hay mujeres que, voluntariamente (y estoy hay que recalcarlo, ya que hay gente que desea trabajar y por distintas circunstancias no puede hacerlo), pueden permitirse el lujo de llevar ese estilo de vida, no me entra en la cabeza que en un mismo grupo de amigas haya tantas. ¿O es que se han conocido en su deambular de tienda en tienda y han formado pandilla?

Volviendo a la definición, lo siento pero no se me ocurre ninguna. Mujeres se me hace muy duro. El término mujer me recuerda a una hembra, ancha de caderas, que trabaja duro en el medio rural. Chicas… Pues tampoco son precisamente una pandilla de universitarias despreocupadas. Y calificarlas como Señoras…. Demasiado. No lo sé, pero, aunque sólo fuera por unos mesecitos, me encantaría cambiarme de mesa a la hora del desayuno, y ser una de ellas.

jueves, 8 de enero de 2009

LOS DISEÑOS DE SOFIA COPPOLA




No es la primera que Sofía Coppola coquetea con el mundo de la moda, ya que anteriormente fue becaria de Chanel y musa y amiga de Marc Jacobs, y en 1998, junto a sus amigas Stephanie Hayman y Kim Gordon, líder del grupo Sonic Youth, montó Milk Fed, marca de ropa que vendía sobre todo en Japón y además ha realizado anuncios para Dior. En mi opinión ella posee un estilo fantástico vistiendo, sobrio y elegante al mismo tiempo.

Pues bien, ahora Sofía colabora con la firma Louis Vuitton, creando sus propios diseños, la colección cuenta con bolsos de gran tamaño, maxibolsos sencillos, prácticos, cómodos y elegantes, así como unos fantásticos sobre de mano, muy práctico para la noche, en donde metes el móvil, las llaves y la tarjeta de crédito, muy chick y muy comodo, e incluso ha diseñado sandalias retro de cuña inspiradas en los años 70, la colección se llama SC BAG, iniciales de la directora, en definitiva ha creado una colección en donde puedan usar cómodamente toda la noche pero al mismo tiempo no pierdan la elegancia. Aunque la colección se ha presentado ya en Tokio no estará en la tiendas hasta marzo, no sería mal regalo para mi cumpleaños¡¡