miércoles, 20 de mayo de 2009

NO SIEMPRE FUNCIONA

 

chaleco_gris

Hace un par de meses descubrí que mi prima P. (no confundir con Pe…) y yo tenemos el mismo chaleco de H&M. Se trata de un chaleco de canalé, largo, con un profundo escote en pico y botones del mismo color que la lana, que ella tiene en negro y yo en gris. Tendrá un par de años, y me encanta, pero me cuesta un montón encontrarme favorecida con él. En cambio, a P. le quedaba monísimo. Se lo había puesto sobre un vestido de tirantes gris, y estaba de lo más estilosa. Estuvimos hablando del chaleco, y me dijo que lo usaba muchísimo, que le sacaba de mil apuros y que lo combinaba con todo.

Después de aquella reunión, intento periódicamente encontrar un súper estilismo para mi chaleco, pero no acabo de encontrar ninguno definitivo, para repetir. Sigo en ello, de todos modos, porque además el otro día me crucé con una niña que lo llevaba en gris, como el mío, simplemente con una camiseta blanca y unos pitillos y le quedaba ideal. Ni que decir tiene, que lo intenté al día siguiente… y no, tampoco me veía tan estupenda como esa niña.

La cuestión es que la misma prenda no funciona igual en todos los cuerpos, y que muchas cosas que en la mano no nos dicen nada, puestas nos convencen, y viceversa. Mucho más a menudo, de hecho: cuántas veces entras cargada a un probador y sales con las manos vacías… O cuantas veces te encaprichas de algo, a priori “fundamental”, que acaba abandonado en un rincón del último cajón.

Para mí el ejemplo más evidente son los leggins de vinilo. No sabía si me gustaban, pero estaba dispuesta a entrar por el aro después de ver a unas cuantas chicas con ellos puestos,la mar de monas. Con bailarinas, camiseta blanca y blazier… voilá! A la última moda por 20 euros. Intentémoslo. No obstante, desistí a las pocas horas de decidir comprármelos cuando me crucé con una [pobrecita] seguidora de la tendencia, vestida precisamente con el mismo conjuntín que yo había pergeñado para mí misma y a la que le quedaba muy… ordinario. Definitivamente, con esto no me arriesgo.

Sigo analizando la cuestión. Afortunadamente, que funcione o no está necesariamente relacionado con tener un tipo escultural, aunque evidentemente ayuda. En mi trabajo hay una chica gordita, con mucho pecho, que va siempre ideal y moderna. Además, no me canso de ver chicas con no muy buen tipo, pero que resultan, incluso con un vaquero ultrapitillo.

Al final, se trata de encontrar tu propio estilo. Esta idea entra en gran contradicción con mi faceta de imitómana, estaréis pensando. Para mí no. En mi opinión, la teoría continúa vigente, lo que pasa es que, de cada diez cosas copiables, por una u otra razón, al final descarto nueve, y me tengo que conformar conmigo y mis circunstancias la mayoría de las veces, con el riesgo que ello conlleva :D

En fin, que no se trata de hacer un calco de lo primero que veas sino de… buscar la inspiración. El equilibrio entre seguir la tendencia y ser tu mismo es difícil y yo desde luego no lo he conseguido. De vez en cuando ideo un conjunto que en mi mente es perfecto y cuando me lo pruebo, me veo horrible. Este juego de probar-aprobar es caro, porque muchas veces te compras alguna prenda pensando que te va a ir con todo y que le vas a sacar chispas, y luego no acaba de encontrar su lugar en tu armario.

Aunque a veces se acierta… Y cómo, no lo sé… Pero ese día cazo a varias chicas por la calle (o en Zara) mirándome y remirándome de lo más concentradas. Como hago yo un millón de veces con ellas, claro.

1 comentario:

Lei dijo...

la ropa y el cuerpo, se gran dilema, al menos para las que somos un poco mas redonditas que los palos largos que salen en las revistas de moda.. ( lo digo con un poco de envidia, pero solo un poco)