Irene Nevirovsky

Desde que hace más de un año que nació el segundo de mis vástagos al que llamaré a partir de ahora Numero 2 (la primera es Número 1, claro), considero que he perdido absolutamente mi ritmo vital. Me explico: a partir de las 10 de la noche, mi cabeza hace un fundido general cualquiera que sea la situación. Si estoy viendo la tele, me duermo. Si estoy viendo una película, me duermo. Y si estoy leyendo, no aguanto ni dos páginas, en general, me duermo. Con el tiempo, esta situación va rectificando, gracias a que Número 1 y Número 2 han ido adaptando progresivamente sus horarios, y sobre todo porque Número 2 ha conseguido (por fin) dormir toda la noche del tirón. Pero el caso es que, en este año, he visto completas unas cinco o seis películas (no exagero), y he leído, con muuuucho esfuerzo, unos cuatro libros.

A retomar la lectura durante este otoño colaboró en gran medida Irene Nevirovsky, una escritora judía, de origen ruso, que vivía en París y que murió en Auschwitz. Leí “Suite Francesa” sin saber de qué iba, y me impactó. Es un libro incompleto, estaba pensado para tener cinco capítulos y sólo concluyó dos de ellos. Aún así, me ha gustado tanto por dos razones: la primera, la intensidad de las descripciones que incluye, muchas veces de gran crudeza, y segundo, porque la novela se escribió durante la Segunda Guerra Mundial, mientras la autora estaba recluida en un pueblecito francés, con lo cual parece que estés conociendo la historia de la Guerra de primera mano. Quizás no a todo el mundo le guste, pero me apetecía compartirlo.

Después he leído otra novela suya, muy corta, que se llama El Ardor de la Sangre. También me ha gustado mucho. En general, me encanta como escribe esta autora, y tengo ganas de leer algo más que haya escrito.